No es un tema que me apasionara especialmente enfocado en
forma de libro. He disfrutado, como casi todo el mundo al que le guste el cine,
de un género o subgénero que podríamos llamar “carcelario”. Títulos como “Brubaker”.
“El hombre de Alcatraz”, “Fuga de Alcatraz”, o nuestra más autóctona “Celda 211”
suelen ser películas que atraen, por una razón psicológica que supongo que
tendrá que ver algo con el morbo que supone ver a un grupo de hombres
encerrados luchando por sobrevivir y soportar su día a día mientras son
vigilados por unos guardianes medio sádicos y medio inhumanos liderados
normalmente por un alcaide corrupto y sin escrúpulos. Pero una cosa es que me
guste ese gènero de películas, y otra muy diferente que me atrajera, como ya he
mencionado, leer sobre ese tema.
Hasta que me he topado con este magnífico libro de Michael
P.King.
Mi concepto ha cambiado. Había tenido el libro en mis manos
desde antes de finales de 2019. De vez en cuando lo miraba, en mi mesilla,
esperando, por un lado llamándome y por otro, al ver su grosor, y sobre todo
ante la pereza que me daba enfrentarme a ese tema, repeliéndome, como si me
dijera “espera, no tienes prisa”. Hace dos semanas por fin me armé de valor,
cogí el libro, lo abrí… Y no puede parar de leer hasta que lo terminé.
No sé si conocéis “El puente”, de Gay Talese. Es un libro
que relata la construcción del puente Verrazano-Narrows, que une Brooklyn con
State Island, en New York. Ese libro, que leí el año pasado, me entusiasmó por
lo que contaba, por cómo lo caontaba, y por las fotografías de los “boomers”
desarrollando su trabajo. Pues bien, “Alcatraz, historia de una prisión”, está
en esa línea de relato de no ficción, o ensayo histórico, pero para mi gusto
superando incluso al libro de Gay Talese. Como suele hacer en sus obras Michael
P. King, a la exhaustiva y minuciosa documentación se une una forma de narrar
que apasiona al que lo lee, precisamente por la pasión que pone el autor en lo
que escribe. Una pasión que, como nos cuenta en el prólogo del libro, le viene
desde 1980, año en que vio “Fuga de Alcatraz” y se sintió de inmediato atraído
por la historia de la penitenciaría. Su sueño se hizo realidad en septiembre de
2015, cuando en el transcurso de un viaje a San Francisco pudo visitar en
persona el lugar y sentir, según sus propias y emocionadas palabras, “un escalofrío
imaginándome estar recluido en una de sus angostas celdas en una fría mañana de
invierno”. Ya desde el prólogo consigue P. King atraernos hacia el tormentoso
pasado de una de las prisiones más inquietantes del siglo XX, que abrió sus puertas durante 29 años, desde 1934 hasta 1963, y que albergó en sus pequeñas
celdas a personajes de la talla de Frank Morris, Robert F. Stroud, los hermanos
Anglin y hasta al siniestro Al Capone.
La obra está estructurada en el mencionado prólogo y catorce
capítulos, ilustrados con una profusión intensa de fotografías y planos de la
época, que nos ayudan a comprender tanto la estructura del lugar como las
condiciones de las celdas de los presos, las torres de vigilancia, los
edificios aledaños a la prisión propiamente dicha en los que vivían los
guardias con sus familias (P. King coloca con acierto fotografías de niños
jugando en un parque, esposas subidas a un cañón y otros elementos que
contrastan con la dureza de la vida de los reclusos), la rutina de la prisión,
las reglas y las normas, las huelgas y las protestas, etc. En otros capítulos
se nos cuenta la historia de los orígenes, la vida de los cuatro alcaides que
desarrollaron su labor en la isla, los suicidios (que curiosamente, y es un
dato que me ha sorprendido, fueron sólo cuatro, el fin de la prisión en 1963,
la ocupación por la población india el icono turístico en el que finalmente se
ha convertido.
De los capítulos, hay tres que a mi juicio son de vital
importancia. Me refiero a los capítulos X (intentos de fuga), XI (internos
famosos) y XIV (filmografía).
En el capítulo dedicado a los intentos de fuga, Michael P.
King nos habla de los catorce intentos que se produjeron durante los 29 años de
la prisión, desarrollando de manera más minuciosa que el resto, por su
relevancia, el protagonizado por Coy, Cretzer, Hubbard y otros (intento de fuga
número 10 en Mayo de 1946) y, por supuesto, el que intentaron Frank Morris y
los hermanos Anglin en Junio de 1962 (intento de fuga número 13), que fue el
que inspiró la película “Fuga de Alcatraz”. En la galería de fotografías
podemos ver las falsas cabezas, fabricadas con cartón, jabón, cemento, papel
higiénico y pelo real de la peluquería por los hermanos Anglin, que se
utilizaron colocándolas en los catres para despistar a los guardias.
En el capítulo de internos famosos podemos encontrar la
historia 53 personajes, encabezada por una fotografía del rostro de cada
uno de ellos que, en algún caso, hiela la sangre en las venas. Se trata de 53 biografías, colocadas en orden alfabético, entre las que se encuentran las de los ya
mencionados Frank Morris, los hermanos Anglin y Al Capone.
En cuanto a la filmografía, mencionar que de las 17
películas cuya reseña recoge el autor, yo sólo conocía tres: “El hombre de
Alcatraz”, “Fuga de Alcatraz” y “La Roca”, pero prometo que poco a poco iré
viendo el resto, dado el interés que despierta la forma en que P. King describe
su argumento.
Un libro, en definitiva, sumamente ameno y más que recomendable,
a un precio muy asequible con una altísima relación calidad-precio dada la
profusión de fotografías y documentación gráfica, la cuidadísima y esmerada
edición (en eso Michael P. King se está convirtiendo en un auténtico maestro),
y las 413 páginas de que consta la obra. Aquí os dejo el enlace de Bubok para
que lo compréis y podáis disfrutarlo como lo he disfrutado yo:
Dudo que alguno de los libros sobre el tema que el autor
menciona en la bibliografía supere en calidad, rigor histórico, cantidad de
información y amenidad, al que acabo de reseñas. Felicidades a Michael P. King
por esta nueva obra que se convertirá por méritos propios en lo mejor que se ha
escrito sobre Alcatraz.