domingo, 3 de junio de 2012

"Josué el errante", de Mercedes Pinto Maldonado

Acabo de terminar uno de esos libros que marcan el carácter. La historia de Josué, hijo de Aarón y Sara, una familia judía que se establece en Londres antes de las dos Guerras Mundiales, es de esas que dejan huella en todo aquel que la lee.
El libro comienza con uno de los párrafos que te empujan precisamente a leerlo, a adentrarte en ese personaje que no tiene nada que legar, ni propiedades ni dinero, y con miedo a que se olvide su existencia porque no ha dejado huella en nadie. Por eso escribe, para intentar, y eso nos dice, que no cometamos los mismos errores que cometió él. Está cansado, porque lleva vagando toda su vida por el mundo, y ese vagar es el que conforma la narración, lo que hace de “Josué el errante” uno de los mejores libros que he leído.
Perdidamente enamorado de Abigail, Josué emprende su aventura vital antes de que los nazis conviertan Alemania en el infierno. Saliendo desde Essen, viaja en barco hasta África Oriental, para adentrarse en el mundo de los diamantes. La autora demuestra ya sus amplios conocimientos en la materia, definiendo a la perfección elementos y herramientas de las utilizadas en ese mundo, en el que los judíos son probablemente los maestros indiscutibles desde tiempo inmemorial. En el barco conoce al padre Marcus, y mantiene con él una de esas conversaciones que se te quedan grabadas a fuego en la memoria, porque “Josué el errante” es un libro de aventuras, pero también guarda en su interior todo un canto a la alegría de vivir, al esfuerzo y a la tolerancia. Que un católico y un judío mantengan la conversación que se desarrolla en ese barco, y se guarden en todo momento el respeto que se guardan, es algo digno de admiración. Como muy bien dicen los personajes, las cosas irían de otra manera si en lugar de buscar los que las separa, las tres religiones principales hicieran hincapié en todo lo que es común a ella, lo que las une, que es mucho más que lo que las separa.
Una vez en Africa, Josué comienza su peripecia vital extrayendo a mano diamantes del río Orange, en compañía de Carlos, un español que conoce en el barco, y de Kuaima, un gigante de color con una filosofía muy especial, que hace que todo aquel que le conozca se quede fascinado con ella. Resultan inolvidables las escapadas que hace Kuaima de vez en cuando al desierto, en plena noche, para tocar los tamboresy reunirse con su familia. Mercedes consigue con su buena forma de contar que esos tres personajes en apariencia tan dispares conformen una relación de amistad y respeto digna de admiración.
De Africa, Josué pasará a España, en compañía de Carlos, y después a Essen, en Alemania. Durante su estancia en Africa se desarrollan en Europa los tristes acontecimientos provocados por la locura de Hitler. Me extrañó mientras leía que apenas se mencionaran, salvo muy de pasada, los horrores de aquel momento. Josué apenas mantiene correspondencia con su familia, por lo que no le llega nada de lo que está ocurriendo. Es al final de la novela, con una estructura que me parece un acierto por parte de la autora, cuando a través de lo que le cuentan y lo que descubre por su cuenta, conocemos las peripecias por las que pasó su familia, con menciones especiales al campo de Ravensbruck, un lugar ocupado por mujeres.
Una lectura muy recomendable, que en ningún momento deja de entusiasmar, y que os invito a conocer en el siguiente enlace:
http://www.amazon.es/Josu%C3%A9-el-errante-ebook/dp/B007BMB5ZY/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1338721448&sr=8-1