sábado, 24 de marzo de 2012

"Peso cero", de Antonia Romero

Ya he aprendido, como dije en otra entrada, a no fiarme de las apariencias, y aparentemente, “Peso cero” parecía un libro más sobre los estragos que la anorexia causa en muchos jóvenes obsesionados por conseguir tallas imposibles, por adelgazar hasta extremos insostenibles para que un cuerpo humano desarrolle sus funciones vitales con normalidad. Y “Peso cero” es eso, por supuesto, pero es también mucho más.
Me encanta la manera en que Antonia hilvana una historia que no dejará a nadie indiferente. Alicia, la joven atacada por esa horrible enfermedad, es la protagonista, pero no adquiere el protagonismo hasta bien avanzada la trama. Conocemos primero a sus padres, a Mario y a Andrea, que están atravesando una crisis matrimonial importante. Ya en los primeros capítulos se percibe la calidad humana que sabe imprimir Antonia Romero a sus personajes, una profundidad que difícilmente se puede conseguir, a menos que el autor se preocupe por ello. La cena de Andrea, que se dedica a la decoración, con su cliente, se sustenta en un diálogo muy interesante, así como las apariciones de Mario, que se dedica a la cocina. Alicia aparece en estos primeros compases dibujada con ribetes, asistente a las evoluciones de sus padres y a las tonterías de la hermana de Mario, una mujer superficial y vana que provoca siempre la ira de su hermano.
“Ahora pretendía vender su parte para comprarse un coche de lujo, algo con lo que aparentar, algo con lo que supliese su poca importancia”
Poco a poco nos va introduciendo Antonia en el infierno de Alicia. Me extrañó el profundo conocimiento que tiene la autora de una enfermedad tan terrible como esa. En la novela aparecen prácticamente todos los trucos que utilizan las anoréxicas, en su obsesión ante la comida, para aparentar lo que no es. No se trata ya de vomitar a escondidas o de asistir a horrendos foros en los que las anoréxicas manifiestan su deseo de alcanzar el peso cero o morir, literalmente, en el intento. No es eso sólo. Lo meritorio, lo verdaderamente interesante de esta parte del libro, es la profundidad psicológica de la que dota Antonia tanto a Mario como a su hija Alicia, que se siente rechazada por todo el mundo.
“El espejo sigue hablándome en otro idioma diferente al que hablan la mayoría de los que me rodean y debo enfrentarme a él, no sin temor, como si un demonio lo habitara”
“Y es que catorce años son muy pocos para digerir decepciones”
Ya desde el principio entrevemos en qué consiste el mundo de Alicia, sus intereses, sus lecturas. Descubrimos la causa de su mal, de miles de jóvenes como ella.
“Se tumbó en la cama a leer una revista de esas “superactuales” donde te explican cómo vestir, como actuar, cómo ligar y hasta cómo comer para ser una chica de tu siglo. Mujeres clónicas en imágenes a todo color sobre papel cuché. Chicas jovencísimas con tallas increíbles, el culto a la fragilidad y al ascetismo revuelto con el culto a la belleza”.
Cuando sobreviene la tragedia, la muerte de Andrea en accidente, su mal se agudiza.
“Siempre hay personas intentando dar consuelo con palabras a aquellos que han perdido la capacidad de escuchar. Intento muy loable, pero totalmente inútil. Personas que creen que la pena ha de pasar rápidamente, que no es correcto mostrar el dolor en público ya que toda aquella gente que ha asistido a la ceremonia se siente incómoda ante dolor tan manifiesto”
Mario, apesadumbrado por la culpa y el remordimiento, tarda en descubrir la verdad, pero cuando lo hace, cuando ve a su hija atiborrándose de comida frente a la nevera abierta, con todo el suelo lleno de alimentos mordisqueados, el mundo se le viene encima.
Podría decirse que el libro entra entonces en otra fase completamente diferente. Desde el mismo momento de la entrada de Alicia del monasterio de monjas en el que está su tía Isabel, como medida de choque para intentar resolver su problema, empieza a coger relevancia otro personaje perfectamente construido, Sor Lucía, una novicia joven, de gran complejidad interior y con una historia  a sus espaldas que a medida que vayamos descubriendo la hará a nuestros ojos cada vez más y más interesante. Sus encuentros con Mario, sus diálogos, alcanzan una profundidad que he visto en muy pocos encuentros de ese tipo, incluso de autores consagrados. Escuchemos a sor Lucía en una de sus intervenciones ante Mario que más me han cautivado:
“¿Sabe una cosa? A veces, cuando leo no entiendo nada. Las letras pasan ante mis ojos y las páginas desfilan ante mí con un lenguaje incomprensible. Leo lo que hay escrito, reconozco las palabras, pero no comprendo su significado. No me queda más remedio que cerrar el libro y pensar en el motivo, intentando romper la barrera que no me deja comprender. Normalmente descubro que es fruto de mi soberbia, de mi convencimiento de estar preparada para entenderlo. A veces, con las personas que tenemos más cerca nos pasa lo mismo”
La historia transcurre cada vez más emotiva, cada vez con mayor interés. Asistimos a la aparente recuperación de Alicia al tiempo que vamos conociendo cada vez un poco más a sor Lucía, una mujer que tiene mucho que enseñarnos.
Cuando el libro termina, nos quedamos con ganas de más. A pesar de ser largo, se nos hace corto por la profundidad que muestra, por esa sensación que provocan algunos pocos libros de estar leyendo para disfrutar al tiempo que se alimenta el espíritu. Antonia Romero consigue con su forma de escribir mantener el placer por la lectura. “Peso cero” es una historia grande, muy grande, digna de leerse y de aprenderse, llena de matices, de frases tan poderosas y emotivas como las que he elegido para la entrada, de personajes con una hondura psicológica fuera de lo común.
Se está hablando en estos días en varios foros de la ventaja o no de publicar en amazon, de la elección de muchos autores de dejar sus obras gratis en diversas plataformas, de si en amazon publica todo el mundo, y por lo tanto se da entrada a mucha basura. Una discusión estúpida, bajo mi punto de vista, porque amazon no es más que una plataforma más para poder descubrir talentos valiosos, y cuando una plataforma, sea cual sea, te permite conocer a una autora tan profunda e interesante como Antonia Romero, y sacar a la luz joyas tan perfectamente talladas como “Peso cero”, bienvenida sea, ahora y siempre.

miércoles, 14 de marzo de 2012

"Dimitri Galunov", de Blanca Miosi

Me enfrenté con este libro casi con la seguridad de que no me iba a defraudar. He leído otras obras de Blanca, y más o menos le tengo “cogido el tranquillo”. Me encanta su estilo de escritura, los temas que suele acometer, su experiencia en la literatura y en la vida. Por méritos propios se ha convertido en una de mis autoras preferidas. Todo eso me decía a mí mismo mientras me enfrentaba con Dimitri, ese muchacho que incendió la casa en la que vivía su familia.

Con ese extraño suceso arranca la trama de una novela que me atrapó desde el mismo comienzo. Me resultó sorprendente la ambientación que consigue Blanca en su relato, que mi imaginación colocó en algún lugar de EEUU en la década de los cincuenta o sesenta. A cada momento me parecía estar contemplando un cuadro de Edward Hopper, o leyendo algún relato de ciencia ficción de Ray Bardbury, al que tanto le gustaba recrear extraños sucesos en la América profunda. “Dimitri Galunov” puede encuadrarse perfectamente en el género de ciencia ficción, pero sin naves estruendosas ni monstruos intergalácticos. Podría decirse ciencia ficción clásica, que también cultiva de vez en cuando Stephen King, sobre todo en sus mejores tiempos.

Me resulta imposible comentar la novela, el asunto que trata, sin desvelar la trama. Sólo puedo decir que los personajes están perfectamente trazados, sobre todo el protagonista, que posee una inteligencia fuera de lo normal y por ello precisamente sufre en muchas ocasiones, como cuando desenmascara a otros niños como él, supuestamente superdotados y que sin embargo no le llegan ni a la suela de los zapatos. Están muy bien trazados también Weston, y Antón, y Sara y Violet, una joven inteligente y ambiciosa que jugará un papel importante en la trayectoria vital de Dimitri. Tampoco dejará indiferente a nadie la visión del lugar al que se encamina la humanidad. En ese sentido, la novela reflexiona sobre el desperdicio y la carencia de recursos a la que nos veremos abocados por nuestra inconsciencia y nuestra falta de compromiso con la naturaleza.

Blanca demuestra con esta novela que se mueve con pez en el agua por cualquier género que visite con su imaginación. Historia en “La búsqueda” y “El legado”, aventura e intriga con “El manuscrito”, y una ciencia ficción esmerada y elegante con este “Dimitri Galunov” que hoy comento. Imprescindible lectura para todos los amantes no sólo del género, sino de la buena literatura en general. No, no me ha defraudado “Dimitri Galunov”. En absoluto. Todo lo contrario, me ha encantado.

Que el aullido del lobo que preside el alma de Dimitri os acompañe mientras conocéis su interesante trayectoria vital.